EL SUEÑO COMESTIBLE DE JAIME SOROLLA

Revacuno trae a la mesa la auténtica carne Vetusta, fruto de la longevidad y la crianza en libertad

Benicàssim (Castellón). En el entorno elegante del Hotel Albades, con vistas al Mediterráneo y al eco de la tradición ganadera de interior, Revacuno celebró su presentación oficial ante la prensa gastronómica. Al frente de esta marca pionera está Jaime Sorolla, ganadero vocacional y soñador empedernido, que ha convertido su visión en un producto sin igual: la carne Vetusta, proveniente de vacas longevas, criadas en libertad y con un respeto absoluto por la tierra.


La filosofía del tiempo: cuando el sabor no se improvisa

“La paciencia es el sabor del tiempo”, sentencia Sorolla con la convicción de quien ha heredado más que un oficio: una forma de vivir. En Revacuno, la carne no se produce, se cultiva. Cada vaca Vetusta ha vivido, como mínimo, una década —y algunas superan los 20 años— en plena libertad, en pastos amplios, respirando el aire puro de Els Ports, en el corazón del Maestrazgo castellonense.

Esa espera, lejos de ser improductiva, es la base de la excelencia gourmet. Las grasas, ricas en Omega 3, se infiltran lentamente en las fibras musculares. El resultado: una carne con sabor profundo, textura noble y matices imposibles de imitar con prisa.


El alma de El Portell: saber antiguo, carne moderna

Ubicado en El Portell de Morella, a más de 1.100 metros de altitud, Jaime Sorolla ha convertido la herencia familiar en una revolución silenciosa. “Hago la carne como si fuera para mí”, explica. El salado natural, sin electricidad ni artificios, y la maduración lenta y precisa, son prácticas que reviven el saber ganadero de sus ancestros.

Revacuno no solo es producto: es relato, es memoria viva. Su carne no se entiende sin el vínculo con la tierra, con el cereal sembrado por la misma familia que cuida al animal. “Sin agricultura no hay ganadería”, recuerda Sorolla, reivindicando una economía circular que devuelve al campo la dignidad y el protagonismo.


Vetusta: una palabra, un manifiesto

«Vetusta» no es una etiqueta, es un homenaje. Así lo expresa Jaime Sorolla, que rechaza el término “vaca vieja” por considerarlo peyorativo. Vetusta significa longevidad, respeto, historia. “Cada animal ha vivido tanto que merece ser llamado por su nombre propio, no por su edad”, dice. Y así, el término se convierte en marca, en símbolo, en experiencia comestible.

Cada pieza de carne Vetusta está cargada de identidad: desde la grasa de color dorado con toques bronce hasta el aroma limpio, sin notas de leche ni fermento. “Esto no es carne común —asegura Sorolla—, es tiempo, respeto y memoria. Cada chuletón es irrepetible”.


Una experiencia gourmet sin trampa ni cartón

El menú de presentación fue un recorrido sensorial por la carne Vetusta:

  • 🥩 Carpaccio de solomillo
  • 🥩 Steak tartar de vaca Vetusta
  • 🍔 Hamburguesa gourmet
  • 🍽️ Entrantes frescos de temporada
  • 🍚 Arroz de chuletón de vaca Vetusta
  • 🥩 Chuletón de lomo alto madurado
  • 🍰 Tarta de queso con base cárnica caramelizada

Cada bocado fue una declaración de intenciones: aquí no hay volumen ni prisa, sino precisión, transparencia y alma.


Una revolución con nombre propio

Revacuno no es una empresa más: es una propuesta de cambio. En palabras del propio Albert Barra, director del Hotel Albades:

“La carne Vetusta de Revacuno no es solo producto, es relato, es fuego lento, es alma. Y eso el comensal lo nota”.

En un mundo que todo lo quiere al instante, Jaime Sorolla ha optado por lo eterno, por lo que no se improvisa, por lo que se recuerda. Y ese sueño —el suyo— ya se puede saborear.

Un evento exclusivo en el Hotel Albades

El escenario elegido para la presentación ha sido el Hotel Albades de Benicàssim, un oasis de tranquilidad y lujo solo para adultos, donde el director y anfitrión Albert Barra acompañó a Sorolla en la puesta en escena de un menú que ha fascinado a críticos, restauradores y medios.

El lujo de lo irrepetible

“Esto no es carne común”, afirmó Sorolla durante su intervención. “Es tiempo, respeto y memoria. Cada chuletón, cada bocado, es una pieza única que no se repetirá jamás. Aquí no se fabrica volumen, se cultiva la excelencia”.

En palabras del propio director del hotel, Albert Barra, “La carne vetusta de Revacuno no es solo producto, es relato, es fuego lento, es alma. Y eso el comensal lo

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