Fray Ángel Ramón, el franciscano ‘youtuber’ presenta su libro «Las recetas de fray Ángel» “Recetas sencillas”, “recetas con historia”, “con poco se hace mucho”, “con ingredientes de temporada…” son algunas de las frases que definen las recetas de Fray Ángel con la que explica los pasos a seguir para conseguir platos ricos, fáciles y vinculados a la naturaleza, desde el propio huerto y corral de aves del monasterio.

El Monasterio de Santo Espíritu del Monte de Gilet fue el escenario donde se presentó el libro de recetas del popular fraile franciscano Ángel Serrano. Este se ha hecho popular en el canal que el propio cenobio posee en You Tube, donde todos los lunes elabora una receta tradicional que enlaza las costumbres gastronómicas conventuales con las propias de la cocina hispana, en un estilo sobrio en el que destaca el aprovechamiento, la economía y el respeto por las estaciones y sus productos; sin duda, todo un alarde del espíritu de la orden franciscana aplicado al comer. El libro “Las recetas de Fray Ángel ”, que edita Up Words Media ya se puede encontrar en librerías y puntos de venta digitales.

Como curiosidad comentar que el fraile franciscano comentó que nunca iría a Masterchef. En palabras del propio Ángel «No me imagino iendo al Corte Inglés a comprar un bogavante, como tampoco me imagino cortando una cebolla y echando todo fuera de la sartén, soy metódico, reposado y lento »

Cazón en adobo, caldereta de cordero… los platos que explica son de lo más tradicional. «Son las recetas de los conventos, pero que también están muy presentes en las casas de toda la vida. Es decir, mucha comida de legumbres, sopas, arroces, cosas así. Recetas sencillas con ingredientes que están muy a mano de todos, de temporada, y que puedes encontrar en las tiendas de proximidad»

Como si de un milagro se tratara, Fray Ángel Ramón vio claro su destino cuando la pandemia canceló el curso de cocina con recetas de conventos que había organizado. Decidió trasladar sus conocimientos a YouTube y, desde entonces, no ha dejado de crecer.

El monje franciscano, originario de Ciudad Real, y residente actualmente en el monasterio del Santo Espíritu de Gilet (Valencia) se encarga desde hace años de dar de comer al resto de frailes y cocinar el menú que ofrece la hospedería.

En una entrevista con El País ha asegurado que, precisamente, ayudar a ese pequeño negocio era el propósito inicial: “Tras la progresiva desaparición de las restricciones por el coronavirus, la hospedería está funcionando de maravilla. Este era también un poco el objetivo, aunque cuando empezamos creíamos que llegaríamos a unos cientos de personas… no a cientos de miles”.

Desde entonces, acumula la impresionante cifra de 15 millones de visualizaciones en su canal, donde hay 130.000 personas suscritas y del que asegura que hay un público muy amplio de españoles mayores de 65 años. «Me sorprende la cantidad, pero también la repercusión, sobre todo en el mundo hispano, en México o en Argentina. En este último país se están retransmitiendo las recetas en una televisión de allí», confiesa abrumado.

Sin embargo, los fans más entregados están en Argentina y Perú. Las televisiones nacionales emiten con su permiso sus recetas en antena, como si del propio Arguiñano se tratara.

Quizás parte del éxito esté relacionado con que todos los platos son sencillos: «Son las recetas de los conventos, pero que también están muy presentes en las casas de toda la vida. Es decir, mucha comida de legumbres, sopas, arroces, cosas así. Recetas sencillas con pocos ingredientes o ingredientes que están muy a mano de todos, de temporada, y que puedes encontrar en las tiendas de proximidad». Olvídate de encontrar esferificaciones (método de la cocina molecular que consiste en hacer esferas), o técnicas culinarias vanguardistas. En cambio, hallarás esos platos que hacen chop, chop, que siempre apetecen y que se te hace la boca agua solo con nombrarlos. Como caldo de pollo casero, arroz al horno, croquetas de bacalao, gachas manchegas, pollo al chilindrón o una sopa castellana. Mención especial tienen sus postres, donde se puede ver cómo hacer flores dulces, pestiños, magdalenas conventuales, arroz con leche o un bizcocho de naranja y chocolate. Porque si en este convento es imprescindible dar alimento al alma, también lo es que el cuerpo esté en condiciones óptimas. «Es fundamental. Si el cuerpo no está alimentado, el alma también está latente y dormida», bromea este franciscano que se hizo cocinero de manera circunstancial y para atender los quehaceres de este convento tan dinámico.

Comida sencilla

Ni un minuto tienen libre los frailes de Santo Espíritu del Monte para sucumbir a la tentación de la gula: «No, no. En los conventos, al no tener una despensa a mano, uno no puede ir a saciar esa gula. No tenemos esa situación. Aquí la comida se pone en la mesa a su hora, y fuera de eso no hay más. Y como es una comida sencilla, la mayoría de los días es un plato de cuchara, y luego alguna fruta y ya está». Y eso que no paran ni un minuto. A las siete de la mañana todos tienen que estar en la iglesia del convento para rezar las alabanzas, y después cada uno ya se ocupa de sus funciones hasta la una y media, que llega la hora de la comida. Por la tarde, vuelven a sus respectivos trabajos hasta que regresan a la iglesia por un tiempo prolongado. Primero con oración en silencio, y luego comunitaria: «Y después el tiempo de compartir viendo el telediario y comentando noticias y demás, y a la cama. Una vida sencilla, pero ordenada». Y así todos los días: «Doce horas de lunes a domingo y feliz».

«La gente viene sin saber lo que voy a hacer de comer. Tienen confianza de que van a comer bien. Al menos los platos vuelven limpios. Le pasan la sopa de pan, que es la mejor señal»
Hasta cien comensales se han sentado a la mesa de fray Ángel en época prepandémica. Porque además de los hermanos de la congregación y los residentes de la hospedería, también hay muchos que tienen fe en la buena mano de este franciscano: «Ofrecemos el menú de los frailes. No es un restaurante al uso en el que tú te sientas y hay una carta. Y además es curioso porque la gente viene sin saber lo que voy a hacer de comer. Tienen la confianza de que van a comer bien», mientras explica que ahora no cogen a más de 40 comensales por las medidas anticovid. Sobre su buen hacer, responde con humildad, como no podía ser de otro modo: «Al menos los platos vuelven limpios. Le pasan la sopa de pan, que es la mejor señal».

En esto de la modernización de sus servicios, también están a la última. Y se han sumado al delivery. Eso sí, no hacen repartos. Pero sí reciben encargos para recoger en el convento. Cuenta también que el éxito de sus recetas ha tenido buena acogida en la congregación: «Están muy contentos, porque está suponiendo que el convento de Santo Espíritu se está conociendo muchísimo. De la noche a la mañana ha aumentado el número de personas que vienen a visitarnos con intención de conocer el lugar y la cocina de fray Ángel». Y se atreve con una receta fresquita para cuando empiece a apretar el calor: «La ensalada de cuscús con rúcula. Simplemente es cocer el cuscús y luego saltearlo con abundantes hojas de rúcula bien troceadas, tomate cortado y una cebolla cortados en daditos, y luego una buena vinagreta hecha con vinagre, aceite, orégano y jengibre. Tiene sabores cítricos procedentes del jengibre, que te llena por el cuscús, y luego tiene el sabor a campo que te da la rúcula, que es como si estuviesen cosechando o segando la alfalfa en la huerta, ese aroma a hierba recién cortada. A los frailes les gusta mucho en estos tiempos de calor». No me digáis que no sabe vender bien fray Ángel su receta y que no apetece ponerse a hacerla ya mismo.

El cocinero religioso también cuenta que tiene lazos familiares en Galicia y aunque no va todo lo que le gustaría, tiene ganas de regresar, aunque solo sea «por darle un abrazo al Apóstol». El viaje lo aprovecharía para aprender también a hacer un buen caldo gallego, «de esos tan maravillosos que me dieron a probar en Portas (Caldas de Reis)», y tampoco se olvida de los baños que se dio en aquella ocasión en la localidad pontevedresa: «Lo recuerdo con mucho afecto».

Aquí lo esperamos fray Ángel, pero también merece la pena hacer la excursión inversa y visitar el convento de Santo Espíritu, en la sierra norte de Valencia: «Está en mitad de la montaña, en el parque natural de la sierra Calderona que es el pulmón verde de Valencia. En un sitio espectacular. Vemos el mar al fondo y a nuestra espalda, la montaña». Un lugar especial en el que resulta muy difícil no reconfortar el alma y el estómago. No es de extrañar así, que en el mandilón de fray Ángel, rece una célebre frase de Santa Teresa de Jesús: «También entre los pucheros anda el Señor». Y tanto.

Ficha técnica de LAS RECETAS DE FRAY ÁNGEL

Sinopsis

Las cocinas de los conventos franciscanos han ido atesorando a lo largo de los siglos una sabiduría que se ha transmitido por medio de la observación hasta el día de hoy. Sabiduría que hunde sus raíces en una espiritualidad franciscana que tiene como fundamento en la pobreza y en la consideración de fraternidad con toda la creación. La cocina franciscana entabla una relación fraterna cono los alimentos que la naturaleza ofrece en cada tiempo y lugar, configurando así, una cocina respetuosa con el medio ambiente y que es eminentemente sencilla en sus elaboraciones. Este libro pretende recoger parte de esta ingente tradición culinaria forjada por los frailes cocineros durante siglos.

Editorial:
Las recetas de fray ángel
Serrano García, Ángel Ramón

Editorial: UP WORDS MEDIA
Año de edición:2022
Materia: Cocina económica
ISBN: 978-84-122445-9-5
Idioma:CASTELLANO
Páginas:176
Alto:240cm
Ancho:150cm
Colección:COCINA

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